“Si se va ella, yo también”. El amor de un cuidador mexicano por la última panda de Latinoamérica

Publicado: 28 sep 2025, 15:01 GMT-5|Actualizado: hace 2 horas
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CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Cada mañana se acerca sigilosamente a ella mientras duerme y con la ayuda de una linterna revisa que respire con normalidad. Luego le prepara un concentrado de croquetas, arroz cocido, zanahorias y manzanas que suele comer poco después de levantarse pasadas las 8 de la mañana.

Desde hace más de dos décadas Joel Frías Manríquez tiene a su cargo el cuidado de la osa panda Xin Xin, la última de su especie en Latinoamérica y una de las más longevas del mundo, en el zoológico de Chapultepec de la Ciudad de México.

A pesar de la complejidad de la tarea no lo ve como un trabajo y asegura que no lo cambiaría por nada.

“Aunque esté lloviendo… aunque esté haciendo mucho frío, prefiero estar checando los animales que estar metido en un escritorio”, afirmó el cuidador al hablar de su devoción por la osa de unos 94 kilos a la que cuida junto a su colega Elías García Ramírez.

Xin Xin cumplió 35 años el 1 de julio y es uno de los seis ejemplares más longevos de una especie que hasta hace unos años estaba en riesgo de extinción y que gracias a los programas de conservación ha logrado multiplicar su población a unos 2.300 de los cuales 500 están en zoológicos.

La esperanza de vida de un panda gigante en la vida silvestre es de unos 15 años, pero en cautiverio han llegado a vivir hasta los 38.

Xin Xin ha superado el tiempo de vida sus padres, tíos y abuelos que vivieron en el zoológico de Chapultepec, el primero en el mundo que logró la reproducción de pandas fuera de China en los años ochenta.

El éxito de Chapultepec fue tal que se convirtió en uno de los dos únicos zoológicos que ejecutan un programa de pandas fuera del control del gobierno chino, según el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos. El otro está en Taiwán, que recibió dos pandas en 2008 a cambio de un par de venados sika en peligro de extinción.

Una oportunidad que le cambió la vida

Luego de trabajar por más de una década con camellos, dromedarios, leones, hienas, linces y lémures, a Frías Manríquez se le abrió la oportunidad de cuidar a los pandas en el año 2000 tras la jubilación de uno de los cuidadores.

Aunque era una especie totalmente diferente, el cambio no le preocupó porque ya había atendido a los osos bicolor esporádicamente suministrándoles medicamentos.

Con el apoyo de otros cuidadores y médicos veterinarios, algunos videos y la práctica diaria, poco a poco Frías Manríquez fue especializándose.

Como parte del entrenamiento el cuidador, de 60 años, relató que comenzó a sentarse frente a Xin Xin a platicarle para que se acostumbrara a su tono de voz y a utilizar siempre la misma fragancia para que lo identificara por el olor.

Así fue ganando su confianza hasta que Xin Xin dejó que se acercara para tocarla y desarrollaron una estrecha relación.

¿Cómo cuida México a su última panda?

Xin Xin duerme unas 15 horas al día en un recinto con una temperatura promedio de 17 grados. Además del concentrado que recibe dos veces al día, su dieta incluye alrededor de 13 kilos de ramas maduras de bambú.

Luego de 25 años junto a los pandas, Frías Manríquez puede identificar fácilmente lo que quiere Xin Xin. “Cuando ella ya tiene hambre y está nerviosa empieza con las estereotipias de levantarse y andar caminando de un lado para otro. Quiere decir que ya quiere salir o que tiene hambre”.

Como parte de los cuidados la osa realiza desde hace varios años los llamados condicionamientos operantes, ejercicios diarios de no más de 10 minutos para sentarse, abrir la boca, dar la pata y recostarse que les permiten a sus médicos veterinarios revisar regularmente los latidos de su corazón, respiración, tomarle muestras de sangre y ayudarla a que baje sus niveles de estrés.

El director del zoológico, Alberto Olascoaga Elizarraráz, afirmó que a pesar de ser un ejemplar geriátrico “se encuentra completamente bien de salud” y lo único que presenta es un desgaste en las articulaciones y en la dentadura.

Ese tipo de complicaciones son comunes en los pandas gigantes adultos, explicó Michael Brown-Palsgrove, quien trabaja como curador de la exhibición de Asia Trial en el Zoológico Nacional Smithsonian en Washington.

Nadie quiere que se vaya

Para algunos fanáticos de la osa como Jazmín Montoya, una abogada de 23 años, su reciente cumpleaños fue un recordatorio de que su partida podría estar acercándose y con ella el fin de una dinastía que se inició en 1975 cuando China obsequió a México una pareja de pandas -Pe Pe y Ying Ying- que tuvieron siete crías de las cuales cuatro llegaron hasta la edad adulta, entre ellas Tohui, la madre de Xin Xin.

“No estamos listos todavía”, confesó Montoya al reconocer que los mexicanos no están preparados para perder a su última panda. Será “una pérdida muy grande para la nación”.

La joven convenció a su madre y a sus dos hermanas para que la acompañaran en un viaje de varias horas por carretera desde su natal Orizaba, en el estado suroriental de Veracruz, hasta la capital mexicana para “agradecerle los grandes momentos que nos dio”.

La posibilidad de que México continúe siendo el único país de Latinoamérica con pandas por el momento resulta remota pues Xin Xin no tuvo cachorros.

El gobierno mexicano no ha informado qué hará luego de que muera Xin Xin y si está dispuesto a erogar el millón de dólares anuales que exige el gigante asiático para dar en préstamo pandas gigantes por un período de entre 10 y 15 años.

Por lo pronto, el Centro de Conservación de la Vida Silvestre de Chapultepec mantiene conversaciones con las autoridades de China -el segundo socio comercial más importante de México después de Estados Unidos- para “obtener alguna posibilidad”, afirmó el director del zoológico Olascoaga Elizarraráz.

Quien se resiste a pensar en la partida de la panda es Frías Manríquez. Mientras la observaba desde afuera del exhibidor el cuidador no pudo evitar emocionarse al hablar de Xin Xin y recordar cómo de pequeña solía hacer maromas y corretear cuando la sacaban en las mañanas a su hábitat.

“Ella ya nos dio 35 años muy bien vividos. De hecho, físicamente está mejor que yo”, bromeó intentando sobrellevar la melancolía. Pero admitió que una vez que Xin Xin ya no esté tiene planeado jubilarse después de 42 años de labores. “Si se va ella, pues yo también”.